Mantenerse activo no solo es una cuestión de forma física, sino de salud global. La inactividad física y el dolor están estrechamente relacionados, especialmente en adultos mayores. El sedentarismo no solo merma la movilidad, sino que puede intensificar el dolor musculoesquelético crónico y afectar la calidad de vida de manera significativa. Un estudio reciente ofrece evidencia contundente sobre esta conexión.
¿Qué relación existe entre inactividad física y dolor crónico?
La relación entre inactividad física y dolor ha sido explorada por Murata et al. (2018), quienes demostraron que los adultos mayores físicamente inactivos tienen más probabilidades de sufrir múltiples zonas de dolor musculoesquelético crónico. Este vínculo afecta principalmente a regiones como la espalda, las rodillas y los hombros.
La hipótesis es clara: al no haber suficiente estímulo mecánico (movimiento), las estructuras del cuerpo se deterioran más rápido, aumentando la sensibilidad al dolor. Esto es especialmente relevante en una población envejecida que, a menudo, cae en patrones de sedentarismo prolongado.
Consecuencias de la inactividad en el sistema musculoesquelético
Debilitamiento progresivo de la musculatura en relación la con inactividad física y dolor
La inactividad conduce al desuso muscular. Músculos importantes para la postura y la movilidad —como el psoas, glúteos o multifidos— pierden tono y fuerza, lo que genera compensaciones y sobrecarga en otras zonas.
Aumento del dolor generalizado
Cuando el cuerpo no se mueve lo suficiente, disminuye la irrigación y oxigenación de los tejidos. Esto, a largo plazo, favorece estados inflamatorios crónicos y dolor persistente en varias zonas del cuerpo.
Deterioro de la coordinación motora debido a la inactividad física y dolor
Al reducirse la actividad física diaria, se comprometen reflejos, equilibrio y propiocepción. La falta de movimiento deteriora incluso el control motor fino, lo cual incrementa el riesgo de lesiones en tareas cotidianas.
Inactividad física y dolor: ¿cómo abordarlo desde la fisioterapia?
En Taller Humano, centro de fisioterapia en Madrid, abordamos esta relación desde un enfoque activo y progresivo. A través de programas adaptados, ayudamos a personas con dolor crónico a recuperar movilidad y función mediante herramientas como el ejercicio terapéutico y la terapia manual.
1. Activación con ejercicio terapéutico adaptado
El movimiento es medicina. Adaptamos el tipo, la intensidad y el volumen del ejercicio según la condición de la persona. No se trata de entrenar como un deportista, sino de reactivar de forma segura las cadenas musculares y los patrones básicos de movimiento.
2. Abordaje miofascial del dolor
La combinación de terapia miofascial y punción seca permite reducir la hipersensibilidad de los tejidos, liberando puntos gatillo y facilitando el inicio de la actividad física. Este enfoque es clave en personas que llevan años con dolor.
El papel de la prevención y el tratamiento combinado
Evaluación personalizada e intervención integral
Evaluar de forma precisa cuántas zonas están afectadas por el dolor y cuál es el nivel de actividad real es fundamental. Muchas veces, el dolor no tiene una causa única. Aquí es donde entra en juego una visión biopsicosocial que combine movimiento, educación y técnicas específicas.
La importancia de una intervención progresiva para frenar la relación de la inactividad física y dolor
Romper el círculo vicioso entre inactividad y dolor implica empezar con pequeños logros. Caminar 10 minutos, levantarse más veces del sofá, activar el core. En ese contexto, los programas que combinan ejercicio terapéutico y técnicas como la terapia manual pueden reducir drásticamente el número de zonas dolorosas.
Un buen ejemplo de cómo el ejercicio puede ser preventivo lo puedes encontrar en este análisis sobre entrenamiento de fuerza y prevención de caídas en adultos mayores, un enfoque que refuerza la importancia del movimiento incluso antes de que aparezca el dolor.
Preguntas frecuentes sobre la inactividad física y dolor
¿El sedentarismo realmente puede generar dolor?
Sí. No moverse lo suficiente altera el metabolismo del tejido conectivo, empeora la irrigación muscular y aumenta la rigidez articular, lo que puede provocar dolor o amplificar el ya existente.
¿Cómo sé si mi dolor está relacionado con mi nivel de actividad?
Si llevas tiempo sin moverte con regularidad y sientes dolor en varias zonas del cuerpo sin causa clara, es probable que tu sedentarismo tenga un papel protagonista. Un fisioterapeuta puede ayudarte a identificar este vínculo.
¿Es suficiente caminar todos los días?
Es un buen comienzo, pero no basta. Es importante incluir patrones de fuerza, movilidad articular activa y trabajo de control postural. La clave es la progresión y la variedad de estímulos.
Conclusión
La inactividad física y el dolor están fuertemente conectados, especialmente en personas mayores. Romper con el sedentarismo a través de movimiento progresivo, adaptado y acompañado por profesionales es una de las formas más efectivas de reducir el número de zonas con dolor crónico. Desde la fisioterapia moderna, este enfoque activo debe ser la base de cualquier tratamiento preventivo o correctivo.
Bibliografía
Murata, S., Doi, T., Sawa, R., Nakamura, R., Isa, T., Ebina, A., Kondo, Y., Tsuboi, Y., Torizawa, K., Fukuta, A., & Ono, R. (2018). Association Between Objectively Measured Physical Activity and the Number of Chronic Musculoskeletal Pain Sites in Community‐Dwelling Older Adults. Pain Medicine, 20(4), 717–723.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29878275/