Hidratación y dolor lumbar: una relación poco conocida

La hidratación y dolor lumbar pueden parecer conceptos sin relación directa. Sin embargo, estudios recientes demuestran que el estado de hidratación corporal puede influir en la percepción del dolor, especialmente en contextos de actividad física prolongada. En este artículo exploramos cómo la hidratación afecta el umbral de dolor y qué implicaciones tiene esto para el abordaje del dolor lumbar desde la fisioterapia.

¿Por qué importa la hidratación en el dolor lumbar?

Cuando se habla de dolor lumbar, es habitual pensar en causas musculares, articulares o posturales. No obstante, el estado de hidratación también puede modificar el umbral de dolor y alterar la forma en que el sistema nervioso percibe una molestia. En estudios como el de Moyen et al. (2015), se ha demostrado que personas deshidratadas durante actividades intensas presentan una mayor sensibilidad al dolor lumbar.

Esto no significa que la deshidratación cause directamente el dolor, pero sí puede intensificarlo o hacer que se perciba con mayor intensidad. Por tanto, mantener una correcta hidratación podría ser una medida simple y eficaz para quienes sufren molestias recurrentes en la espalda baja.

Hidratación y dolor lumbar en el deporte de resistencia

Durante actividades como el ciclismo de ultraresistencia, el cuerpo pierde grandes cantidades de líquido. La deshidratación puede alterar el estado de ánimo, aumentar la percepción de fatiga y reducir la tolerancia al dolor.

En el estudio citado, los ciclistas deshidratados mostraron un aumento significativo de las molestias lumbares, incluso sin cambios estructurales evidentes. Este fenómeno refuerza la idea de que el componente sensorial del dolor lumbar puede estar condicionado por variables internas como la hidratación.

Recomendaciones prácticas para deportistas

  • Monitoriza el color de la orina como indicador indirecto de hidratación.
  • Bebe pequeñas cantidades de agua de forma constante, no solo cuando aparece la sed.
  • Ajusta la ingesta hídrica a la intensidad del ejercicio y las condiciones ambientales.
  • Incorpora estrategias de recuperación como terapia manual o punción seca cuando el dolor lumbar se mantenga tras la actividad.

¿Y en la población general?

Aunque el estudio se centra en deportistas, las conclusiones pueden extrapolarse parcialmente a personas con dolor lumbar crónico o episódico. La hidratación influye en el metabolismo celular, la lubricación de las estructuras articulares y el comportamiento de los tejidos miofasciales.

Desde un enfoque clínico, puede ser útil considerar la hidratación como parte del abordaje integral en personas que consultan por lumbalgia, especialmente si realizan actividad física regular.

En Taller Humano, centro de fisioterapia en Madrid, valoramos todos los factores que pueden influir en el dolor lumbar, incluyendo hábitos diarios, actividad física y también el estado de hidratación del organismo. La integración de herramientas como el ejercicio terapéutico, la terapia miofascial o el estudio de la pisada pueden complementar este enfoque de forma eficaz.

Cómo puede influir la hidratación en la fascia y los tejidos

Uno de los tejidos más sensibles a la deshidratación es la fascia. Esta estructura tridimensional que envuelve los músculos puede volverse rígida y adherente cuando falta agua, generando restricciones que alteran la movilidad y pueden provocar dolor referido.

La combinación de terapia miofascial, movilidad activa y buenos hábitos de hidratación puede mejorar el comportamiento de estos tejidos y contribuir al alivio de la lumbalgia.

Técnicas que pueden ayudarte si tienes dolor lumbar

  • Punción seca para tratar puntos gatillo activos que generan dolor irradiado a la zona lumbar.
  • Terapia manual para normalizar la tensión en la región lumbopélvica.
  • Ejercicio terapéutico adaptado al patrón de dolor y al control motor.
  • Estiramientos activos con énfasis en la movilidad de cadera y fascia toracolumbar.
  • Análisis biomecánico mediante estudio de la pisada para detectar alteraciones que impactan en la cadena posterior.

La importancia de un abordaje integral

A menudo, los dolores lumbares se abordan únicamente desde una visión estructural o postural. Sin embargo, integrar factores como la hidratación, el descanso, el control del estrés o la alimentación puede marcar la diferencia en la evolución del dolor.

Por ejemplo, en épocas de calor o en personas con sudoración excesiva, la falta de hidratación puede ser el elemento que mantiene una sensación de incomodidad o rigidez en la zona lumbar.

En nuestro artículo sobre dolor lumbar en verano, ya abordamos cómo el entorno y los hábitos pueden influir de forma significativa en la aparición de molestias lumbares.

Preguntas frecuentes

¿Cuánta agua debo beber para prevenir el dolor lumbar?
No hay una cantidad exacta válida para todos. Lo recomendable es beber entre 1,5 y 2,5 litros diarios, ajustando según el clima, la actividad física y la sudoración individual.

¿La deshidratación puede provocar contracturas en la espalda baja?
No directamente, pero sí puede favorecer una mayor rigidez muscular y aumentar la sensibilidad al dolor.

¿Qué signos indican que estoy deshidratado?
Sed intensa, orina oscura, boca seca, fatiga y dolor de cabeza son algunos signos comunes. En deportistas, también puede incluir calambres o caída del rendimiento.

¿Beber más agua puede reducir el dolor lumbar?
No lo resuelve por sí solo, pero puede ayudar a reducir la percepción del dolor y mejorar la respuesta al tratamiento fisioterapéutico.

Conclusión

La relación entre hidratación y dolor lumbar es un factor a menudo ignorado, pero con impacto clínico real. Una hidratación adecuada no solo beneficia al rendimiento físico, sino que puede modular la percepción del dolor y mejorar el estado de los tejidos. En casos de dolor lumbar recurrente o durante el ejercicio, revisar los hábitos de ingesta de agua puede ser un punto de partida valioso dentro de un abordaje global.

Bibliografía

Moyen NE, Ganio MS, Wiersma LD, Kavouras SA, Gray M, McDermott BP, et al. Hydration status affects mood state and pain sensation during ultra‑endurance cycling. J Sports Sci. 2015;33(18):1962–1969. doi:10.1080/02640414.2015.1021275

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